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El Miedo a Perder: el fantasma que puede llevar al fracaso a tu negocio

De los aspectos a tener en cuenta para llevar adelante un negocio exitoso el psicológico es, sin duda, el campo más complejo y difícil de cambiar. En SitioSimple te contamos  cómo vencer el miedo a perder y continuar en carrera hacia la meta deseada

Eran las 3.18 de la madrugada. Aquella víspera de martes encontró a Juan más despabilado que nunca.

Tengo que lograr relajarme – rumiaba incesantemente una y otra vez sin conseguirlo. Mientras ofuscado recorría de lado a lado la cama queen size, que había comprado con el último bono de fin de año, intentaba evitar las imágenes y palabras que atormentaban su mente.

La cama había sido un regalo para Carola, su antigua novia. Su único amor, a quien había perdido hacía apenas unos meses atrás. Fue en silencio y sin gritos. Una ruptura inusual. Carola sólo lo miró por un largo rato, sonrió con amargura y se fue. En esa mirada Juan entendió. Entendió todo lo que por más de 10 años había intentado y logrado ocultar.

¿Por qué empezar con un cuento una nota de emprendedurismo y negocios?

Porque el cuento es el relato ficticio más cercano y real que se dispone en la literatura. De lenguaje llano y estructura breve, los cuentos encierran personajes cargados de historias simples, cercanas. Historias como las de tantos, como las de todos.

Y en la búsqueda de un saber colectivo surgen canciones, cuentos, pinturas, leyendas, dichos, refranes y un sinfín de profesiones y artilugios más que intentan darles solución a los más grandes interrogantes de la humanidad. Uno de ellos es el miedo.

¿Qué es el miedo?

Para Freud, existen dos tipos de miedo. Uno es el que avisa al organismo de un peligro o amenaza eminente. Es una respuesta biológica del cuerpo que activa la región del cerebro de la amígdala, que es la encargada de que un individuo tenga una rápida reacción en pos de alejarse o enfrentarse al objeto o situación temida. Cabe destacar que el miedo, cuando proviene de un problema real, es un agente protector del ser humano cuya misión es elevar los niveles de adrenalina para actuar acertadamente.

El otro tipo de miedo, el que la mayoría de las personas nombra y cita, es el psicológico o neurótico. Es aquel sentimiento que se produce cuando una persona se adelanta a los hechos e hipotetiza resultados, en su mayoría negativos y desalentadores, que le paralizan e impiden la acción.

Por estar en el campo de la imaginación, estos miedos son irreales y la mayoría de las veces la persona tiene temor de algo que en realidad no existe. De ahí su irracionalidad y su carácter nocivo e imposibilitante de un desarrollo pleno en todas las áreas de la vida de las personas.

Un ejemplo paradigmático que se observa en todos los ámbitos es el miedo a perder, y su característica más común es la falta de iniciativa para comenzar un proyecto o actividad. Esta anulación de las ganas de hacer provoca pasividad y angustia.

El reloj nunca miente. La noche cerrada no tenía aún vestigio alguno del primer rayo de sol y Juan desahuciado se incorporó bruscamente. Maldijo en voz alta por haber prendido la luz de golpe y caminó por el pasillo hasta la heladera. La cerró tan rápido como la abrió y sin nada entre sus manos se sentó frente a la computadora.

Siempre hay un mail sin responder, una tarea pendiente que realizar que hacen más pasables las largos noches de insomnio. Pero no era el caso de Juan. Él simplemente no podía apartar su atención de las ideas que deambulaban por su cabeza.

Recordaba, por ejemplo, el primer día que vio a Carola paseando a su perro por la plaza. Carola era distinta a las demás, se reía a carcajadas como los chicos, era dueña de sus días y sus noches, de sus llantos y sus dichas. Carola era libre y por eso era feliz.

Juan, en cambio, era esclavo de su postgrado en negocios, y de su incipiente y prometedora carrera en una corporate de sistema. Tenía un departamento propio y un velo de alquitrán en la mirada, diría el madrileño cantautor.

Apostar a Crear

Richard Sennet, sociólogo, escritor y docente estadounidense, plantea la necesidad de perder el miedo a perder o a fracasar para construir una sociedad que se adapte a los cambios culturales y sociales que la tecnologización impone de la mejor manera.

Para ello insta a los jóvenes estudiantes que pasan por su cátedra a que continúen creando empresas aunque no conlleven, en principio, réditos económicos relevantes, pero que con el correr del tiempo puedan pisar fuerte en el mercado elegido.

La iniciativa de Sennet no es sólo un consejo a generaciones presentes, sino todo un ejemplo de vida. Su gran pasión, desde chico, fue tocar el chelo pero un accidente le truncó por completo lograr su objetivo.
El vivir sin miedo a que nuevamente un hecho negativo empañe sus ideales renovó su entusiasmo y volcó toda su energía en un área laboral en la que pudo capitalizar sus conocimientos y saberes: la sociología.

Los primeros encuentros habían sido apasionantes para ambos. Entre malbec y chocolates, Juan descubrió que quería ser escritor de ciencia ficción. Pero aquella travesía por la literatura fantástica rápidamente quedó en el olvido y se convirtió en una anécdota más de sus buenos tiempos.

La rutina, las cuentas y las obligaciones no perdonan a nadie, y Juan no fue la excepción.

La relación entró, entonces, en un purgatorio sentimental, en una inercia de amor. Tenían un presente estable de un futuro que no iba a ser. Y Carola lo sabía pero Juan no quiso escuchar.

Esa noche, sin embargo, Juan abrió una hoja en blanco de su Word y empezó a escribir. Era una novela, y de ciencia ficción

La escribía para ella. La escribía para él. Y principalmente la escribía porque había entendido, al fin, todo lo que había perdido por miedo a perder.

Claves para superar el miedo a perder

1. Recordar los inicios

Cuando un bebé de menos de un año está dando sus primeros pasos, sabe de forma innata y natural que debe caerse muchas veces antes de dar pasos firmes. Cada traspié que lo lleva directo al piso le da más confianza para seguir intentando. Hasta que al fin un día logra la gran hazaña.

Este mismo proceso, que todos han transitado en su niñez, ocurre para aprender a hablar, a andar en bicicleta, a escribir, a jugar a la pelota o al elástico y, en definitiva, para cada momento importante de la vida.

Lo extraño es que cuando llegan a adultos, las personas parecen olvidar el camino necesario para conseguir sus metas y creen que deben hacerlo sin tropezar jamás.

En la aceptación de los errores y revalorización de los mismos radica el primer estadio para superar el miedo a perder.

2. Minimizar los riesgos

Es cierto que para ganar hay que saber perder, pero lo correcto sería saber perder con inteligencia. Esto significa no tomar decisiones por impulsos, sino hacer una lista pormenorizada de las variables que intervienen en la ejecución del plan de negocios trazado para poder disminuir los errores más comunes y de esta manera enfocarse en la meta deseada.

El riesgo es parte de la vida del emprendedor, asumirlo es justamente quitarle terreno al miedo

3. Reconocer el impulso inicial

No toda actividad genera la misma pasión y ganas en todas las personas. Poder determinar cuál es el estímulo que dará fuerzas a los pasos de concreción del emprendimiento es un recurso muy importante para perder el miedo a emprender.

Esto ocurre porque las sensaciones positivas neutralizan el poder del temor y lo relegan a un lugar poco prioritario. Es decir, pensar y sentir emociones positivas te conecta con el camino de la realización y el disfrute.

4. Contar con buenas herramientas

Conocer el mercado mediante un relevamiento de investigación, estar al tanto de las novedades tecnológicas, diseñar un plan de negocios adaptado a la situación particular de la persona que inicia el proyecto son herramientas que posibilitan una gestión exitosa y a su vez permiten neutralizar los aspectos negativos que se puedan presentar y verlos claramente para resolverlos.

Personajes célebres que enfrentaron con éxito el miedo a perder

J.K. Rowling

Joanne Jo Rowling, conocida por ser la escritora de la renombrada saga de Harry Potter, en sus inicios tuvo que vencer muchos obstáculos para llegar a la cima. El más importante de ellos fue una depresión severa con ideas suicidas que la dejó sin trabajo, separada y al cuidado de su hija, además de la incertidumbre, miedo y desazón que provocan las patologías mentales. Pero, lejos de amedrentarse, Rowling capitalizó su experiencia negativa y sus temores más profundos y los transformó en personajes legendarios como dementores, mortífagos y magos.

En la actualidad es una de las mujeres británicas con mayor fortuna e influencia mundial y un precedente positivo de cómo afrontar el miedo ayuda a conseguir el éxito personal y en los negocios.

Bill Gates

Gates nunca logró terminar sus estudios universitarios en Harvard porque su mente inquieta y su pasión por la informática iban más rápido que los estudios tradicionales. En la adolescencia conoció a Paul Allen y estrecharon una gran amistad. Juntos encararon un nuevo negocio que terminó en un rotundo fracaso, dejando como consecuencia a Bill decaído y dubitativo.

Luego de un periodo difícil retomó nuevamente sus ansias de emprendedor y fundó Microsoft, junto a su compañero Allen, compañía considerada como una de las más grandes y fructíferas del mundo.

Hoy, Bill dedica la mayoría de su tiempo libre y su fortuna a la filantropía, y encontró en la ayuda a los demás un placer y plenitud que no hubiese conocido si no hubiese perdido y fracasado con anterioridad.

Lionel Messi

El astro del fútbol azul grana nació en Rosario y ya de chico se le notaban dos cualidades: el amor por la redonda de la cual no se separaba ni para hacer los mandados, y una tenacidad incansable. Su sueño era jugar al fútbol en primera y en la selección. A los 11 años se le diagnosticó una deficiencia de la hormona de crecimiento, lo que explicaba su baja estatura con respecto a los parámetros de su edad. Luego de dos rechazos en clubes de Argentina viajó a España para continuar el tratamiento abonado por Barcelona. Durante noches enteras debió él mismo darse las inyecciones en las piernas, venciendo su miedo a que la genética le impidiera jugar al fútbol profesional. Este esfuerzo personal fue lo que permitió sentar las bases para poder concretar sus ideales.

Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo. (Nelson Mandela)

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